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martes, 4 de noviembre de 2008

COMUNICACIÓN, EDUCACIÓN Y EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

La implantación en la sociedad de las denominadas "nuevas tecnologías", está produciendo cambios insospechados respecto a los originados en su momento por otras tecnologías, como fueron la imprenta y la electrónica. Sus efectos y alcance, no sólo se sitúan en el terreno de la información y comunicación, sino que lo sobrepasan para llegar a provocar y proponer cambios en la estructura social, económica, laboral, jurídica y política. Y ello es debido a que no sólo se centran en la captación y comunicación de mensajes, sino también a las posibilidades que tienen para manipularla, almacenarla y distribuirla.

Como señalan Castell y otros (1986, 13):

"Un nuevo espectro recorre el mundo: las nuevas tecnologías. A su conjuro ambivalente se concitan los temores y se alumbran las esperanzas de nuestras sociedades en crisis. Se debate su contenido específico y se desconocen en buena medida sus efectos precisos, pero apenas nadie pone en duda su importancia histórica y el cambio cualitativo que introducen en nuestro modo de producir, de gestionar, de consumir y de morir".

Sin lugar a dudas, estas denominadas “nuevas tecnologías” crean nuevos entornos, tanto humanos como artificiales, de comunicación no conocidos hasta la actualidad, y establecen nuevas formas de interacción de los usuarios con las máquinas donde uno y otra desempeñan roles diferentes a los clásicos de receptor y transmisor de información, y el conocimiento contextualizado se construye en la interacción que sujeto y máquina establezcan.

En el diccionario de Santillana de Tecnología Educativa (1991), se las definen como los "últimos desarrollos de la tecnología de la información que en nuestros días se caracterizan por su constante innovación."
Estas definiciones, nos aportan algunos hechos significativos que nos van a dar algunas pistas del terreno donde nos vamos a mover. En primer lugar, lo ambiguo y general del término; que giran en torno a la información y los nuevos descubrimientos que sobre la misma se vayan originando; y que pretenden tener un sentido aplicativo y práctico.

En líneas generales las “nuevas tecnologías” lo que hacen es generar y procesar información, como es el caso de la utilización de la informática; facilitar el acceso a grandes masas de información y en períodos cortos de tiempo, como son los discos de CD-ROM y el acceso "on-line" a bases de datos bibliográficas; presentar al usuario la misma información con códigos lingüísticos diferentes, que le permitan centrarse en los que tiene una mayor predisposición o elegir los que se adecuan más a los contenidos emitidos, como son los hiperdocumentos; y la transmisión de la información a destinos lejanos, con costos cada vez menores y en tiempo real, como las videoconferencias.

En relación a la aplicación de las “nuevas tecnologías” existe una ventaja directa de esta creación en el campo educativo y es la posibilidad que ofrecen para la simulación de fenómenos, sobre los cuales los alumnos puedan trabajar sin riesgo de ningún tipo, observar los elementos significativos de una actividad, proceso o fenómeno, o descomponer un producto en sus partes o en el proceso seguido para su elaboración.

De igual manera, otra ventaja es la interactividad, en virtud de que permite a los estudiantes adquirir nuevos conocimientos y tener una visión de mundo mucho más amplia, a través del Internet.

La mayoría de los medios de comunicación, convierten al usuario casi exclusivamente en un receptor de mensajes elaborados por otros, no brindan la posibilidad de participar de la interferencia con el mensaje diseñado, éste tiene que ser observado y analizado en la secuencia prevista por su autor. Por el contrario, las “nuevas tecnologías” permiten que el usuario, no sólo pueda elaborar mensajes, sino también, y es lo importante, decidir la secuencia de información a seguir, establecer el ritmo, cantidad y profundización de la información que se desea, y elegir el tipo de código con el que quiere establecer relaciones con la información. Todo ello dentro de unos márgenes, que pueden ir desde la libertad absoluta, hasta el movimiento en unos límites prefijados por el profesor o facilitador.

Los medios de comunicación de masas... lejos de ser abolidos por las innovaciones técnicas se rejuvenecen y se actualizan. Por los aportes técnicos. Un claro ejemplo es el cine con el formato omnimax, que más que eliminar al cine, lo eleva a otros niveles de comunicación y espectacularidad.

Pienso que cuando un sujeto "navega" con un hipertexto no sólo está construyendo el conocimiento y lo está adaptando a sus necesidades particulares, sino que también este está desarrollando el pensamiento asociativo.

El análisis de las “nuevas tecnologías” tiende a centrarse en dos aspectos básicos: en sus posibilidades, capacidades y potencialidades para la transmisión de información, y en sus efectos socioculturales y políticos. Por lo general se olvida su análisis comunicativo.

Para finalizar, es evidente e innegable la relación que existe entre la educación, la comunicación y el uso de las nuevas tecnologías, pues éstas han modificado los entornos clásicos y tradicionales de la comunicación y de la educación.

Desde una perspectiva general se pueden señalar tres aspectos fundamentales de la intervención de las “nuevas tecnologías”, en relación con la comunicación y la educación:

- Modificación en la elaboración y distribución de los medios de comunicación (el periódico digital).
- Creación de nuevas posibilidades de expresión y adquisición de conocimientos (bibliotecas, enciclopedias, diccionarios virtuales, entre otros).
- Desarrollo de nuevas extensiones de la información a través de la diversidad (el acceso a otras partes del mundo, comunicarse y ver a otras personas en tiempo real).

LECTURA PARA RECREARSE "HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL" : UN CAMINO HACIA LA MAGIA


La historia de Harry Potter tiene todos los elementos de un cuento de hadas, no sólo por el relato en sí mismo, sino también por los aspectos fantásticos ligados a la vida de su autora. Según se lee en su biografía, Joanne K. Rowling (Bristol, 1965) trabajó en Amnistía Internacional en Londres, vivió luego en Portugal y después de su divorcio, regresó a Escocia con una hija de pocos meses. Valiéndose del seguro de desempleo, escribió su primer libro, Harry Potter y la piedra filosofal, en las mesas de los cafés de Edimburgo. Ante la imposibilidad de cubrir los gastos de las fotocopias, transcribió varias veces a máquina el original y lo envió a dos agentes literarios. Uno de ellos le dio la respuesta salvadora que cambió su destino. Desde la publicación del libro en 1997, dejó de ser una ilustre desconocida en el medio de la literatura infantil para convertirse en un fenómeno de ventas, creando para Harry Potter, el protagonista de sus aventuras, un camino de éxitos ininterrumpidos.
En Harry Potter y la piedra filosofal, Harry se presenta como un huérfano de diez años, hijo de dos célebres magos muertos en un enfrentamiento con el malvado Voldemort. Por esta razón, debe vivir con sus tíos y con un primo malcriado. Esta abominable familia adoptiva de Harry se enorgullece de ser “perfectamente normal” y pertenece a los muggle, que es como se denomina en la novela a la gente común y corriente, por oposición a la gente “mágica” que habita en las mismas ciudades de los muggle, pero en una especie de “submundo” fantástico. La vida desafortunada y gris de Harry cambia intempestivamente cuando recibe una carta donde le notifican su admisión en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería.
A partir de ese momento, se inicia una aventura que entreteje, de forma ingeniosa, los códigos, las rutinas y las peripecias de la vida escolar de cualquier típico internado inglés con la particularidad de este colegio especializado en hechicería. En Hogwarts conviven la disciplina con la fantasía; las profesoras son brujas, fantasmas y otras criaturas extrañas y el currículum tiene clases como Encantamientos, Defensa contra las Artes Oscuras, Herbología o Pociones, en horarios específicos. Por ejemplo, el estudio de cielos nocturnos es todos los miércoles, obviamente a medianoche.
La trama del libro no presenta elementos demasiado novedosos, incluso, en algunos momentos tiende a ser predecible y quizás deliberadamente truculenta, con cierta tendencia al abuso de referencias provenientes de la literatura fantástica. Sin embargo, hay un toque de frescura, de ingenuidad y de humor, igual que una cuidadosa construcción de esa atmósfera entre cotidiana e insólita, que confiere a la novela su mayor poder de seducción y atrapa a los lectores.
En estas épocas en las que la literatura se empeña en explorar otras formas, otros lenguajes y otras temáticas para conquistar a los más pequeños, resulta asombroso que una obra sin mayores pretensiones estilísticas haya cautivado tanto al público infantil, retomando la simple fórmula mágica de siempre: contar una historia.
Seguramente, muchos niños, niñas y adolescentes, atraídos por la magia de esta obra, cambien su serie preferida por la lectura de un capítulo de Harry Potter todas las noches antes de dormir. Por eso esta novela es aconsejable para los padres que suelen leer a sus hijos a la orilla de la cama y también para los jovencitos que ya se dejan cautivar por los libros largos.



GLENYS PÉREZ

lunes, 6 de octubre de 2008

ACERCA DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA

Las diversas contradicciones que se generan acerca del aprendizaje versus enseñanza, constituyen uno de los tópicos más importantes que actualmente continúan planteándose en el campo educativo.
Para algunas teorías, el aprendizaje está supeditado a la enseñanza en virtud de que el niño es considerado como un ser pasivo, que sólo responde frente a estímulos organizados desde afuera, los cuales van a dirigir las conductas hacia una sola respuesta. Para otras, es la enseñanza quien debe sumirse en el aprendizaje, pues parten de que un niño es pensante, activo, creador, con necesidades distintas a las de los demás y capaz de construir hipótesis a partir de su experiencia de vida e interacción con el medio.
En el primer caso, el niño es considerado un individuo receptor de conocimientos elaborados por otros; en el segundo, el niño es concebido como un individuo constructor de conocimientos.
Ahora bien, lo que pudiera parecer simple una discusión teórica, adquiere características muy especiales al analizar cómo se revierte esta realidad en la problemática planteada por el aprendizaje de la lectura y la escritura.
En efecto, las estadísticas tanto nacionales como internacionales nos muestran un alto índice de fracasos en este aprendizaje; fallas que multiplican a su vez repitencia y deserción escolar en los diferentes niveles de la educación formal venezolana y como consecuencia se presenta el analfabetismo funcional. Particularmente, pienso que la lengua escrita se ha venido utilizando como una herramienta para castigar a los niños mas que como un valor social, es decir, “se sanciona” con una copia, con las famosas “planas”, se practica el dictado (actividades prohibidas por los nuevos paradigmas), entre otros, pero además se les exige a los niños y niñas que deben escribir correctamente.
Yo me pregunto ¿dónde queda la importancia del proceso de enseñanza/aprendizaje? ¿Y la mística y el compromiso del facilitador? ¿ Y el constructivismo del cual tanto se habla en estos tiempos?.
En este sentido, es importante hacer énfasis en que investigadores y teóricos de nuestro país y del mundo entero coinciden en señalar que los métodos que se han venido utilizando para facilitar la lectura y la escritura, aunado a la didáctica de algunos docentes, son los que han originado el fracaso de los modelos de aprendizaje.
De igual manera, los modelos didácticos implementados han fallado porque no responden a la concepción que actualmente se tiene de la lengua escrita, así como del proceso por el cual atraviesa el individuo para adquirirla; donde se asume que más que una habilidad académica es un elemento esencial de comunicación y un valor social, que le permite al individuo integrarse con mayor efectividad en una sociedad letrada como la nuestra y en la cual necesitamos cada vez más expresarnos a través de la escritura.
Es entonces el momento propicio para que los educadores asumamos el compromiso ineludible de elaborar una propuesta metodológica renovadora, con una didáctica distinta a la tradicional, que por fundamentarse en la formación de lectores eficientes y escritores autónomos, constituya un aporte trascendente para el realce de la nueva concepción de la enseñanza/aprendizaje de la lectura y la escritura del sistema educativo venezolano.
Creo que lo primordial es respectar el proceso de aprendizaje de cada individuo, verdaderamente facilitar la adquisición de nuevos conocimientos, y permitir que los niños y niñas vivan la grata experiencia de aprender a leer y escribir bajo la premisa de que la lengua es un instrumento de uso social.
Glenys Pérez

PROMOVER LECTURA EN LA UNIVERSIDAD

Al reflexionar acerca de la lectura en la experiencia venezolana, no se puede dejar de reconocer que en torno a ella existe de manera implícita una problemática, en la que se conjugan múltiples factores y matices que van desde los métodos de enseñanza de la lectoescritura, pasando por los diversos elementos que condicionan la actividad de la industria editorial, hasta llegar al analfabetismo funcional y a aspectos políticos, sociales, económicos e incluso ideológicos y culturales.
Sin embargo, cualquiera que sea el enfoque a través del cual se aborde el análisis de esta debilidad, se llega inevitablemente a la misma conclusión: somos un país pobre en lectores activos y la lectura sigue siendo privativa de un sector minoritario de nuestra población. La referencia no se hace a la alfabetización, sino que esta valiosa labor es una primera etapa del proceso de formación integral del individuo que debe continuarse con programas de fomento de la lectura en el ámbito de la educación, tanto formal como no formal, teniendo como punto de partida el placer por leer.
Como consecuencia de lo anterior, la mayoría de los estudiantes que ingresan en las universidades venezolanas se acercan a los libros sólo por compromiso académico, es decir, se hace uso de la lectura como una obligatoriedad del estudiante, estando éste consciente de que es una herramienta necesaria para poder aprobar las asignaturas, mas no como una manera de adquirir conocimientos y vivenciar placer.
Es necesario que los jóvenes disfruten leyendo cuentos, poemas, novelas y todo lo que esté relacionado con la imaginación, la fantasía y la experiencia interior. Acercarse a una literatura que les ayude a ampliar su experiencia y conocimiento de la vida, que les permita descubrirse a sí mismo, que les brinde la posibilidad de usar su lengua con mayor facilidad y enriquecer su escritura, permitirá que aumenten su imaginación y gocen leyendo textos que les sean afines a sus gustos y necesidades.
En Venezuela se han invertido grandes cantidades de dinero tratando de implantar métodos y técnicas de enseñanza/aprendizaje relacionados con la lectura. Sin embargo, gradualmente se ha ido adquiriendo la conciencia de que la lectura, más que la posibilidad de descifrar símbolos, es un esfuerzo que depende de numerosos factores personales, ambientales y que es un proceso que si se desea dé frutos, debe estimularse con cariño, constancia y durante mucho tiempo.
Domech, Rogero y Delgado (1994:45), señalan que:
Promover lectura significa entregar al pueblo el poder de la palabra. Acompañarlo en la experiencia de reconocer el valor de la lengua escrita como una acción social liberadora, capaz de transformar las perspectivas del pensamiento, la valoración y la construcción de nuevas maneras de abordar la realidad.

Leer, entonces, es recrear sentimientos, deseos, imágenes y pensamientos que se sintieron, se vieron, se imaginaron o se supieron un día distinto, en otro tiempo. Por la magia de la lectura se pueden comprender ideas, imaginar espacios, viajar en el tiempo, crear historias, entre otros.
Y es que, el gran lector, es finalmente, una persona con hambre, con fuerza y energía y -sobre todas las cosas- con fe y con esperanza.
En este sentido, el desarrollo social y económico que alcance un país, ofrecerá un futuro más alentador si la mayoría de la población está dispuesta a incluir en su vida, la lectura como una cotidianidad que induzca al desarrollo de una sociedad que lea.
Para lograr una población más informada, que pueda discurrir y formular juicios racionales, uno de los medios más eficaces es la lectura, ya que siendo este un proceso racional y teniendo una formación intelectual, puede sentar las bases para plantear análisis críticos y opiniones lógicas, es por ello que a través de la promoción y animación de la lectura son muchos los beneficios que el individuo puede adquirir.
Monserrat (1998) describe la animación a la lectura como un acto consciente realizado para producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma que este contacto produzca una estimación genérica hacia los libros.
Pero, no es posible estimular a la lectura, cautivar nuevos lectores si no hay convencimiento y conciencia de la importancia de leer. La lectura se debe vivir como un acto permanente de enamoramiento entre el conocimiento y la información, si no se practica el placer de la convivencia con la lectura, no se logrará promoverla, ni ampliar el número de lectores.
Glenys Pérez

LECTURA, ESCRITURA E INTERPRETACIÓN DE TEXTOS

La lectura y la escritura son actividades interdependientes, prácticas complementarias y recíprocas, escribir es expresar con especial rigor y cuidado el arte de la lectura. Sin embargo, para escribir con efectividad es muy importante el nivel de experiencia lectural del sujeto, lo que implica haber leído antes en una proporción significativa, haber interpretado diversos textos y encontrado en éstos los argumentos suficientes para ser considerados en el momento de iniciar el proceso de escritura. Los textos son leídos e interpretados dependiendo de la disposición anímica del individuo, la edad, las áreas de interés, la interacción con su medio y las lecturas previas.
Ser lector se puede convertir en una práctica gratificante siempre y cuando se realice de manera libre y los propósitos que se persiguen estén claros, entre algunos, se pueden nombrar los siguientes: se lee para comprender el mundo, para comprenderse a sí mismo o simplemente para vanagloriarse de ser un gran erudito; de cualquier forma, todas las opciones son válidas cuando el lector obtiene lo que se propone.
La lectura es de por sí una actividad placentera cuando se ha convertido en un acto casi natural pero no siempre llega a ser una experiencia. A veces no pasa de ser una actividad más, por ejemplo, cuando se le convierte en una tarea, en un ejercicio de clase o en un pretexto más para hacer un “taller de promoción”. Para que la lectura resulte ser una experiencia, "hay que dejarse afectar, perturbar, trastornar por un texto del que uno todavía no puede dar cuenta, pero que ya lo conmueve. Hay que ser capaz de habitar largamente en él, antes de poder hablar de él”.
La escritura, en cambio, es un proceso mucho más complicado ya que en éste entran en juego desde el uso de mínimas normas de redacción y conocimiento de la lengua, hasta complejos procesos de abstracción y transmisión de información. La escritura en gran parte es formalidad, a través de ésta se le presenta el mundo al lector de manera ordenada y clara, no de forma “débil o informal” como se representa en nuestra mente o a través de la oralidad en situaciones cotidianas de socialización.
Todo texto es una linealidad de signos que puede ser explicada a través de la observación y el análisis de su estructura interna, es un material homogéneo susceptible de ser observado desde sus elementos más mínimos -los fonemas- hasta la concepción del texto como una extensa frase (si se tratara de una novela, por ejemplo) que expresa una intención, como un discurso.
El lector se puede conformar con mostrar la estructura sobre la que se sustenta el texto, tratarlo como un objeto sin mundo y sin autor, sin contexto, dar cuenta del conocimiento de éste a partir del análisis de sus relaciones internas, de su estructura formal. También se puede emprender el camino hacia una lectura de nivel más complejo, vital y enriquecedor, se trata del paso de la observación y la comprensión al paso de la interpretación.
Para comprender un texto no es suficiente con explicar su funcionamiento y las particularidades que lo caracterizan a nivel microestructural (tiempos verbales, pronombres, cohesión lexical, etc.); tampoco es pertinente interpretar los textos sólo en relación con los gustos, percepciones o preferencias actuales del lector, es decir, desde perspectivas plenamente subjetivas; lo ideal, cuando de acceder a textos escritos se trata, es concebir la comprensión y la interpretación como dos aspectos complementarios y recíprocos. Es inadecuado concebir la comprensión como una práctica del dominio de las ciencias naturales y la interpretación como el objetivo de las "ciencias del espíritu", la comprensión como un ejercicio objetivo y desapasionado y la interpretación como un proceso subjetivo y dominado por instancias psicológicas. Lo que el lector debe lograr es la fusión de la interpretación del texto con la interpretación de sí mismo.
El escrito (a diferencia de la narración o el diálogo oral) conserva el discurso y hace de él un archivo disponible para la memoria individual y colectiva, que permite al lector apropiarse de la escritura con el propósito de realizar nuevas interpretaciones de los textos y de sí mismo. A lo largo del proceso de interpretación, que se empieza a prefigurar a partir de la comprensión, la intertextualidad ocupa un lugar central: si la lectura es posible, es porque el texto no está cerrado en sí mismo, sino abierto a otra cosa; leer es, sobre todo, encadenar un discurso nuevo al discurso del texto, relacionar experiencias anteriores de lectura y de vida y actualizar o activar la lectura de nuevos textos o de textos ya leídos a partir de perspectivas nuevas; la capacidad de reactualización de los textos es lo que garantiza su carácter abierto.


Glenys Pérez

EL ENSAYO

El Diccionario de la Lengua Española, define la palabra ensayo como “Acción y efecto de ensayar. Escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito. Género literario al que pertenece este tipo de escrito. Operación por la cual se averigua el metal o metales que contiene la mena, y la proporción en que cada uno está con el peso de ella”.
Sin embargo, el verdadero ensayista no cumple con lo anterior, pues no escribe para probar, tampoco lo hace para no terminar y volver a comenzar, sino que por el contrario, produce textos con firmeza, comienza y termina sin pensar si sirve o no lo escrito, el laboratorio es su experiencia de vida y lecturas, además de su propia individualidad.

Actualmente, existen diversas posiciones en cuanto a si el ensayo es por esencia literario o no, ahora bien, ante esta dicotomía lo que sí se puede afirmar es que su campo de acción es extraordinariamente amplio, pues, posee características muy particulares dentro de su composición que permiten brindar al escritor fisonomía propia, es decir, sus ideas pueden ser abordadas desde lo estético hasta lo propiamente didáctico y pueden ser organizadas desde la exquisita sensibilidad del autor hasta la conjugación de elementos didácticos-científicos.

Asimismo, ante la búsqueda de concretar con exactitud una definición del ensayo, se han propuesto algunas afirmaciones:
“El ensayo es un tipo de composición, generalmente breve, en prosa literaria, que expone sin rigor sistemático, pero con honduras, madurez y emotividad peculiares una interpretación personal sobre modalidades libremente seleccionadas de temas científicos, filosóficos o artísticos (Manuel Gayol Fernández).

“Es una composición en prosa; su naturaleza es interpretativa, pero muy flexible en cuanto a métodos y estilo, sus temas variadísimos, los trata el autor desde un punto de vista personal; la extensión aunque varía, permite por lo común que el escrito se lea de una vez; revela, en fin, las modalidades subjetivas del escritor (Medardo Vitier).
“Escrito generalmente breve, sin el aparato ni la extensión que requiere un tratado completo sobre la misma materia (Diccionario de la Real Academia).

Parte del compromiso del escritor cuando se dispone a escribir un ensayo, consiste en pensar profundamente en el tema elegido, explorar en su conciencia juicios claros e impresiones que nunca antes había imaginado. A partir de ese proceso reflexivo, acompañado de la investigación, el autor debe estar en la posibilidad de expresar sus propias ideas, estructuradas en forma ordenada, sin limitarse a ofrecer un resumen del tema. Entonces, un ensayo debe contener el análisis, interpretación o evaluación de cierto tópico.

Entre los elementos que necesariamente deben cumplirse al desarrollar un ensayo, se pueden nombrar los siguientes: Proponer contenido de interés y bien documentado, uso de una argumentación apropiada y bien organizada y correcto empleo del discurso, además del cuidado de la cohesión y coherencia de las ideas, sin dejar de lado a los aspectos formales de la escritura. Quien escribe debe tener presente que lo hace para un lector.

Estructura básica de un ensayo

Realmente no existe un orden esquemático riguroso que deba ser impuesto al escritor para la producción de un ensayo, sin embargo, es importante aliarse con un orden y método, pues, es necesario utilizar un sistema que permita un desarrollo conveniente, tanto para el escritor como para el lector; el escritor para hacer llegar sus ideas y el lector para comprenderlas. De allí, que se deba cuidar la exposición de éstas y que al mismo tiempo permitan al ensayista actuar y mostrarse con libertad y propiedad. Una estructura sencilla puede ser: introducción, exposición y conclusiones.

En la introducción, el ensayista pone de manifiesto el tema desarrollado, su importancia, la orientación y finalidad del trabajo. Es decir, se ilustra al lector todo aquello que permita contextualizarlo con la temática del ensayo.
En la exposición, el escritor se atreve a realizar todo lo relativo a afirmaciones argumentadas y sustentadas, análisis, comparaciones, críticas, apreciaciones. Es la parte donde el autor da a conocer todo el acervo de conocimientos que posee acerca del tema, llevando de la mano al lector a través del pensamiento, conocimientos y originalidad.

En las conclusiones, el autor enuncia sus propias opiniones y particulares reflexiones finales después de realizar ese gran recorrido de análisis y críticas acerca del tema planteado.

En fin, escribir un ensayo requiere de un gran dominio acerca de un tema dar a conocer opiniones y puntos de vista, pero sustentados de manera organizada y formal.



GLENYS PÉREZ

martes, 8 de enero de 2008

EXPRESIÓN COLOQUIAL

Todos los días y a toda hora los seres humanos establecemos comunicación con las personas que nos rodean, independientemente de los niveles sociales y culturales. Lo hace tanto el sujeto que se ubica en las “altas esferas” de la política, el científico más riguroso y el literato más exquisito, como el señor que vende periódico en la esquina, el boxeador, el buhonero, el periodista, entre otros. Todos tenemos la necesidad de emplear expresiones coloquiales, que se caracterizan por la intención pragmática, social, inmediata y efectiva. Son muchas las expresiones que utilizamos y en ocasiones no del todo bien construidas y sin embargo, se logra la comprensión del mensaje, no se indaga ni se corrige, se entiende y se continúa.
Pero, teóricamente ¿qué es una expresión coloquial?
El diccionario de la Real Academia define la palabra expresión como una palabra o locución, es decir, que una expresión puede ser una sola palabra o un conjunto de ellas: frase u oración. El Pequeño Larousse define la palabra coloquial como lenguaje usado corrientemente en la conversación. La palabra coloquio de donde se deriva el adverbio coloquial significa conversación entre dos o más personas; o sea que podemos decir que una expresión coloquial es una palabra, frase u oración utilizada comúnmente en la conversación. También se dice que son expresiones “frescas” del lenguaje y que cada individuo las utiliza de acuerdo a su inmediatez, la roce e interacción con las demás personas, a su contexto habitual, a su mundo.
Un poeta en sus textos quizá utilice el término corcel, pero entiende las voces: equino, del científico; caballo, del habla popular urbana; jamelgo, con apego rural. Todas son palabras de la lengua, aunque con variaciones que dependen del contexto y del interlocutor.
La expresión coloquial se caracteriza por la búsqueda de resultados prácticos en el mundo circundante. En ocasiones, las palabras sufren un desplazamiento de significado y este desplazamiento a veces enriquece y otras limita. Es usual que en cierta literatura se utilicen expresiones coloquiales para darle un toque de sencillez al texto, eso ya es cuestión de estilo con presencia de intencionalidad del escritor.
En lingüística el término coloquialismo alude a una unidad léxica o a una estructura sintáctica de uso general en un fragmento de lengua cualquiera. Se refiere a las unidades expresivas habituales del coloquio y generadas por él mismo. El ámbito de lo coloquial, lo constituyen todas las posibilidades léxicas que cada lengua ofrece a sus hablantes para nombrar las realidades propias de su mundo y para desempeñarse como individuo competente en su actuación habitual.
Sin embargo, no todas las ejecuciones verbales que denominamos coloquiales resultan satisfactorias, adecuadas o convincentes en el análisis de la expresión verbal. Al contrario, muchas están reforzando lo que un desempeño lingüístico inapropiado produce como rechazo en otros hablantes que tratan de resguardar el buen uso de su lengua materna.
Dicho de otra manera, lo coloquial, más allá de su carácter de unidad léxica perteneciente al coloquio, nos aproxima a lo que los hablantes repudiamos como forma ajena al hablar llano, natural y válidamente reconocible. Coloquial resulta la expresión impropia en determinados contextos de habla. Coloquial resulta la forma de hablar tosca y burda, la expresión grosera y de escasos refinamientos. Coloquial es el texto sin estilo, en suma, es el reflejo de nuestro deterioro humano visto como deterioro de un lenguaje, a su vez, deteriorado. Es la expresión lingüística que no sólo expresa su contenido inmediato, sino que nos habla de la pobreza del discurso de algunos hablantes.
Por todo lo anterior, reitero la importancia del buen uso del lenguaje, del empleo justo de las palabras, del rechazo a lo grotesco, del resguardo de la lengua y de lo relevante de realizar actos comunicativos donde prevalezca la búsqueda de la claridad y del entendimiento.
Glenys Pérez

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